La reapertura del Complejo Minero Fabril San Rafael  
 
 

 
15/04/2013
 

A partir de la década de 1950 Argentina llevó a cabo un desarrollo nuclear nacional con independencia tecnológica, similar al de los países más avanzados del mundo.  Uno de los primeros objetivos logrados fue en la etapa inicial del ciclo de combustible, esto es, la exploración, la minería y la producción en el país de concentrado comercial de uranio, entre otras actividades significativas alcanzadas por el sector nuclear nacional.

Desde la década del 50 hasta la década del 90 Argentina se autoabasteció de uranio para el combustible de sus reactores nucleares y sus necesidades para tareas de investigación y desarrollo.

Durante esos 40 años se capacitaron y desarrollaron recursos humanos propios quienes además capacitaron a profesionales de nuestro país, de Latinoamérica y de otras naciones del mundo en ésta y otras tecnologías de avanzada del sector nuclear.

En la década del 90 a raíz de problemas coyunturales del mercado del uranio, que llevaron a una abrupta caída en el precio del mismo, nuestro país decidió suspender temporalmente la producción nacional de concentrado de uranio, no así las etapas posteriores a la concentración como son la purificación y conversión del mismo (grado nuclear) a óxido de uranio para fabricación de elementos combustibles.

Dicha suspensión, que comenzó en el año 1997, aún se mantiene a pesar de la recuperación de los precios internacionales del concentrado comercial de uranio obligando a la Argentina a la compra del mismo en el mercado internacional.  La falta de producción nacional de este insumo esencial se debe a la oposición de algunos sectores que impiden la reapertura del Complejo Minero Fabril San Rafael (Mendoza), sin causas que lo justifiquen. 

El citado Complejo Minero, a través de la mina Sierra Pintada, tiene capacidad para producir y proveer la totalidad del concentrado de uranio nacional  para nuestras centrales nucleares durante las próximas décadas, lo que implica el abastecimiento durante la vida útil de las centrales nucleares argentinas existentes, Atucha I, Embalse y Atucha II (proxima a entrar en operación).

Destacamos que esta oposición, al impedir la producción nacional de concentrado de uranio, está atentando contra la economía nacional, las fuentes de trabajo, la preservación y actualización de la tecnología de desarrollo propio, la independencia tecnológica nacional del ciclo de combustible y en definitiva contra la soberanía nacional en el campo energético y nuclear.

La producción en el Complejo Minero Fabril San Rafael, a cargo del Estado Nacional, permitirá sustituir importaciones, ampliar localmente la cantidad de fuentes de trabajo, incrementar la formación de recursos humanos calificados y recuperar el autoabastecimiento del combustible nuclear para nuestras centrales con el valor agregado de mantener y acrecentar la posición nacional entre los países más avanzados del mundo en este campo.

En el ámbito nacional e internacional Argentina siempre ha estado y continúa estando a la vanguardia del desarrollo y fijación de estándares de seguridad en la actividad nuclear.  Desde 1954 hasta 1997 el trabajo de extracción y tratamiento de mineral de uranio, en los ocho centros históricos productores de concentrado de uranio que hubieron en el país, se llevó a cabo cumpliendo estrictamente las normas de seguridad correspondientes lo que implicó la no ocurrencia de incidentes y/o accidentes operacionales que pudieran afectar a los trabajadores, publico y el ambiente. 

Nuestra matriz eléctrica es endeble porque depende principalmente de los hidrocarburos y de la generación hidráulica (% 96).  Una matriz es más fuerte a medida que cuenta con más diversidad de fuentes de generación, en un porcentaje adecuado a sus existencias.  Se debe tender a tener una matriz más balanceada en cuanto a la diversidad de fuentes.  En tal sentido la generación nucleoeléctrica, desarrollada en nuestro país, debe tener un mayor porcentaje en la matriz eléctrica.  Para poder alcanzar este objetivo se hace necesario contar con más centrales nucleares y a la vez se hace imprescindible que las actuales y futuras sean alimentadas con elementos combustibles fabricados a partir de concentrado de uranio nacional.

El uranio es un recurso energético, por ende es estratégico.  Se debe tener siempre presente que el DERECHO A LA ENERGÍA ES UN DERECHO HUMANO, UN BIEN SOCIAL Y ASEGURAR SU ABASTECIMIENTO ES UN PROBLEMA DE TODOS.

SECRETARIADO NACIONAL DE LA APCNEAN (15/03/2013)


.