Denuncia por destrucción de la PIAP  
 
 

 
12/07/2019
 

  

APCNEAN DENUNCIA ANTE LA OPINIÓN PÚBLICA LA DESTRUCCIÓN DE LA PLANTA INDUSTRIAL DE AGUA PESADA

 

La Asociación de Profesionales de la Comisión Nacional de Energía Atómica y de la Actividad Nuclear (APCNEAN) y ATE CNEA ya se han pronunciado en varias oportunidades sobre este tema pero no pueden callar una vez más frente a la destrucción que se está llevando a cabo en este mismo momento. La Planta Industrial de Agua Pesada (la PIAP) de Arroyito, Neuquén, una de las inversiones más grandes en la historia de la tecnología de nuestro país, del orden de los mil millones de dólares de los fines de los 80 y principios de los 90, es la planta de producción de agua pesada más grande del mundo, con posibilidades de exportación concretadas en el pasado y hoy insuficientemente exploradas. Durante el tiempo que este gobierno sostuvo la misma política que el anterior en relación a la construcción de la 4ta central CANDU (que utiliza la tecnología de agua pesada y uranio natural para la cual tenemos todo lo necesario en nuestro país después de décadas de grandes inversiones públicas y privadas) se invirtieron unos 800 millones de pesos para poner la PIAP en condiciones para la producción requerida por esa central, como elemento esencial y constitutivo. ¿Quién se hace cargo de estas acciones irresponsables y de este despilfarro? ¿El Sr. Subsecretario de Energía Nuclear, que se ufana tanto de sus ahorros y de sus eficiencias, se hará cargo?

La pérdida de la PIAP nos cerrará para siempre el camino para continuar con la exitosa línea tecnológica que la Argentina tan dedicada y cuidadosamente construyó. No dudamos en calificar esta acción como de lesa patria.

El agua pesada también, y en primer lugar, es necesaria para reponer la que se consume en nuestras 3 centrales. El stock actualmente disponible está muy lejos de cubrir las necesidades del país para toda la vida útil de las mismas (según nuestros datos hay para no más de dos o tres años!), con lo cual nos veremos en la situación de tener que importar gastando divisas que no tenemos y pagar el precio que se le ocurra a los muy pocos proveedores que quedan. Además es necesaria para proveer a los reactores de investigación y producción de radioisótopos que el país exporta. Y esto sin mencionar la gran variedad de usos médicos e industriales menores pero muy relevantes.

Como elemento adicional vale la pena mencionar que el deuterio (el hidrógeno pesado que es el elemento determinante del agua pesada) que la PIAP extrae del agua natural podría convertirse en uno de los combustibles más importantes para el futuro de la humanidad. Este elemento es el que se “quemará” en los reactores de fusión termonuclear del futuro. Este es el segundo método para obtener energía nuclear, después de la fisión del uranio, solo que prácticamente no genera residuos radiactivos y es inagotable. Hoy en día se está llevando a cabo el experimento más grande de la historia de la fusión termonuclear controlada a través de una cooperación internacional llamada ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor). La Argentina podría participar aportando deuterio y tecnología (algo que ya está intentando a través de empresas del sector nuclear).

Hace algunas semanas representantes de APCNEAN y ATE mantuvimos una de tantas reuniones con el subsecretario de energía nuclear. Ante nuestra denuncia y reclamo nos aseguró que el gobierno preservaría la PIAP. La realidad, triste y dramáticamente, lo está desmintiendo. Una más de tantas promesas incumplidas.

De una planta de más de 400 trabajadores solo quedan hoy en día bastante menos de 300 y sigue diezmándose la plantilla de personal con un programa de retiro concertado. A través de este perverso mecanismo, utilizado en el pasado por todos los gobiernos neoliberales, se está desvinculando a los trabajadores más calificados sin los cuales no es posible preservar la PIAP en condiciones mínimamente aceptables. Esto habla, de una manera indubitable, de las verdaderas intenciones del gobierno.

Como ya ha ocurrido en otras aciagas circunstancias de nuestra vida como país se destruye capital intelectual malgastando recursos que debe pagar todo el pueblo argentino. Este estrago incalificable solo puede ser comprendido en el marco de elementos espúreos de presión sobre nuestro país consentido por las actuales autoridades. La decisión de terminar con esta línea tecnológica fue tomada inmediatamente después de firmar el acuerdo con el FMI. La conclusión es inevitable: en esta oportunidad se está consumando algo que fue intentado muchas veces en el pasado. Cerrarle a nuestro país la posibilidad de ser autosuficiente en materia de energía nuclear. Parecería que sólo las grandes potencias y algunos de sus fieles aliados tienen el derecho a esto. 

La recomposición de los planteles de trabajadores altamente calificados será una tarea muy difícil y ardua. Y la reconstrucción de la PIAP una tarea costosa. Pero seguramente habrá gente talentosa y patriota dispuesta a participar de esta tarea.

La APCNEAN y ATE CNEA están empeñadas en lograr que este despropósito se revierta en el menor plazo posible por parte de un nuevo gobierno que retome la senda del desarrollo nuclear autónomo.

 

Secretariado Nacional APCNEAN

ATE CNEA Buenos Aires

 


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